En septiembre se celebraba la boda de esta estupenda pareja, con un tiempo magnífico después de haber hecho una tregua con las nubes que asomaban por la sierra de Mariola. Una celebración con un tinte especial debido a la profesión de los protagonistas, donde "aclamados por decenas de paparazzis", como veréis en alguna de las imágenes, disfrutaron de alguna sorpresa nada más salir de la iglesia. Desde aquí mi agradecimiento a ellos y su familia cómplices en todo momento para que la consigna de pasarlo bien se llevara a cabo y gracias por su confianza para acompañarles en tan especial momento. Gracias Sonia... Por cierto Manolo, desde aquí aunque ya lo sabes, "bon vinader".
¡Felicidades Darío e Irene!