Era el día del padre como hubiera podido ser otro día pero el caso es que la madre de estas dos criaturas tenía muy claro que sus niños crecen y crecen y que en nada, ya no serán los mismos. La fotografía buena hubiera sido tomar la cara de papá al ver sus pequeñajos en un bonito manojo de recuerdos guardados para siempre. La verdad es que mamá lo tenía perfectamente planeado y en un par de sesiones pudimos lograr lo que ella quería, un bonito recuerdo para toda la vida. Milagro, gracias, y felicidades!
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